Oro y paz, serena
la tarde pasaba
de tu adiós; la tarde
de tu adiós, amarga.
Tú me sonreías
(¡qué triste!) y callabas.
Como una promesa
inútil y lánguida
me dabas, amante,
tu última mirada.
Oro y paz, serena
la tarde pasaba.
Tú me sonreías
(¡qué triste!) y callabas.
(C) Luis Rius