Soledad, tú y yo
en la tarde muerta.
Compañera mía,
triste amiga vieja,
tú y yo nuevamente
juntos en la espera;
mas hoy ya no hay lágrimas
que alivien la pena
ni vagos recuerdos
que nos adormezcan.
Todo se ha olvidado.
Todo. No me queda
ni un solo suspiro
ni una sola queja.
Hoy duele más hondo
el corazón, llega
más claro el silencio,
la vida más lenta.
Y no sé por qué,
si es la misma pena
y es el dolor mismo
de la misma ausencia.
Sé que es todo igual,
triste compañera,
pero hoy siento el alma
como si estuviera,
con mayor cansancio,
mucho más serena.
Y es que hoy, vieja amiga,
estamos más cerca,
soledad, tú y yo
en la tarde muerta.
(C) Luis Rius