He leído las cartas ya amarillas
de antiguo amor y puros corazones
-uno era el mío- y en cavilaciones
traspaso de la noche las orillas.
Tuvo, sí, lo pasado maravillas;
la vida la habitaron ilusiones;
vivir fue bueno; dio el amor razones
más a los sueños que a las pesadillas.
Amé firme, entregada, largamente;
lloré de amor y sonreí; creía,
esperaba, continuo e impaciente.
Sí, fui una vez aquel que todavía
recuerdan estas cartas.
¡Ya detente!,
dolor; ya es otra hora, es otro día!
(C) Luis Rius